EL BALLET A TRAVÉS DE LAS CARTAS DE TCHAICOVSKY
En la enorme herencia literaria del compositor Pyotr Ilyich Tchaikovsky - que incluye artículos sobre música y criticismo musical, una extensa cantidad de correspondencia y anotaciones detalladas del diario - el tema del ballet ocupa un lugar más bien modesto comparado por ejemplo con la ópera. Pero, a pesar del laconismo y la moderación que distingue a las opiniones de Tchaikovsky sobre la música de sus propios ballets, una limitación de la comunicación acerca del trabajo sobre ellos e incluso el silencio, durante el período de una premier, las cartas de Tchaikovsky presentan un interés inusual desde el punto de vista de la evolución de la opinión del compositor sobre este arte. Estas cartas nos dan la posibilidad de observar cómo, gradualmente – desde el “Lago de los Cisnes” “El Cascanueces”, la actitud escéptica de Tchaikovsky hacia (lo qué consideraba) un género “humilde” es desterrada por un concentrado interés en sus posibilidades creativas no explotadas. Poco por poco, el ballet comienza a tomar una posición estable, encontrando un lugar igualmente correcto - no sólo en la vida artística de fines del siglo diecinueve, sino también en la conciencia del compositor. El ballet encontró a Tchaikovsky a medio camino, y Tchaikovsky encontró al ballet a medio camino. Dado el inusual pensamiento de Tchaikovsky, el cuál creó la poesía de la danza, tendía a retratar la acción en trabajos musicales escénicos, un deseo de incorporar reales y eternas sensaciones al mundo del arte, que no podría sino encontrar una salida al género de la música de ballet. Estos son algunos de los extractos de las cartas del compositor. Material preparado por Olga Gerdt 10 de Septiembre de 1875, Moscú, a Nikolai Rimsky-Korsakov. “Pasé el verano en varias provincias con amigos y parientes. Trabajando asiduamente, y además de una sinfonía, escribí dos actos de un ballet como un proyecto. Por invitación de la dirección del Teatro de Moscú, estoy escribiendo la música para el ballet “Lago de los Cisnes”. Acepté este trabajo, en parte por el dinero, el cual estoy necesitando, y en parte, porque, durante mucho tiempo he deseado intentar con este género de música” 24 de Marzo de 1876, Moscú, a Modest Ilyich Tchaikovsky (su hermano). “… Ayer, en el estudio de la escuela del teatro, fue el primer ensayo de algunas piezas del primer acto de ese ballet. Deberías haber visto lo divertido que era mirar al coreógrafo crear danzas al sonido de solos de violín y tratar de parecer profundo e inspirado. Junto con esto, era envidiable mirar a los bailarines femeninos y masculinos, seleccionando sonrisas para un público supuesto y gozando de su aptitud para bailar y para volar con facilidad mientras realizaban, su sagrado deber. Con mi música, los que estaban en el teatro quedaron encantados”. 7 de Diciembre de 1877, a Sergei Taneyev (compositor) Escuché el ballet Sylvia de Leo Delibes. De hecho, lo estoy escuchando actualmente, porque es el primer ballet, donde la música constituye no sólo lo fundamental sino, el único interés. Qué encanto, qué elegancia, qué riqueza de melodía, ritmo, armonía. Estaba avergonzado. Si hubiera conocido esta música mucho antes, entonces, por supuesto, no habría escrito el Lago de los Cisnes. 27 de Marzo de 1878, Viena, a Sergei Taneyev. “Absolutamente no entiendo, porqué la llamas música de ballet… y porqué no puedes reconciliarte con ella. ¿Crees que en la música de ballet hay solamente melodías felices y ritmos que bailan…? En general no lo entiendo en absoluto, cuáles es la música de ballet que podría concluir en que debe ser censurada. Ves que la música de ballet no siempre es banal - a veces es buena (apunto a “Sylvia” de Leo Delibes). Y cuando la música es buena, no es todo lo mismo, si Sobeschanskaya baila o no?” 20 de Septiembre de 1882, a Peter Ivanovich Jurgenson (editor de la música) “Sabes que el compositor francés Leo Delibes escribió ballets. Estos ballets nunca fueron llevados a la escena, así que él preparó suites de ellas para funciones de concierto. Por lo tanto recordé mi Lago de los Cisnes, y decidí que deseo mucho preservar esta música, (en la cuál hay algunas cosas decentes), del olvido. Y decidí, como Delibes, hacer de ella una suite”. 4 de Diciembre de 1885, Maydanovo ceca de Klin, a F. Makkar. En respuesta a una invitación para presentar el “Lago de los Cisnes” en Bruselas: “No relaciono negativamente a la música de mi ballet “Lago de los Cisnes”; me parece que no es tan mala, pero el tema es aburrido y temo por su éxito”. 4 de Abril de 1886, a Peter Jurgenson Con relación a la petición de elegir uno de los actos de El Lago Cisnes para presentarlo en Krasnoye Selo, con motivo de la llegada de Alexander III (petición de Ivan Alexandrovich Vsevolozhsky): “… De los cuatro actos es preferible elegir el segundo, y no el cuarto, como me sugeriste. Es el mejor desde todo punto de vista. Y por eso, no te olvides: El segundo”. En el otoño y en el invierno de 1888-1889, Tchaikovsky se encontró con Ivan Vsevolozhsky y Marius Petipa varias veces, para discutir cuidadosamente el libreto de “La Bella Durmiente”. 8 de Enero de 1889, Frolovskoye, a Nadezhda von Meck. “El tema del ballet, que estoy escribiendo, ha tenido que ser vuelto a trabajar a pedido de Vsevolozhsky, director de los Teatros Imperiales,. Él ha elegido el famoso cuento de Perrault “La Bella Durmiente del Bosque”. El tema es extraordinariamente encantador y poético”. La recopiladora de este trabajo, acota: Las cartas de Tchaikovsky con respecto a la instrumentación, orquestación y a los ensayos del ballet “La Bella Durmiente” nos han permitido seguir todos los pasos de su trabajo sobre este ballet. Excusándose antes de lo que correspondía por sus respuestas tardías o largos silencios, el compositor explicaba que durante todo el tiempo sus pensamientos estaban absorbidos totalmente por la nueva composición, la cual, a pesar del trabajo duro (el ballet se suponía que debía estar listo para principios de la temporada 1889-90). Acostumbraba elogiar en cualquier oportunidad el libreto de Vsevolozhsky. Al parecer, valoraba su colaboración y la de Marius Petipa (de quién se refirió como “su colaborador más respetado”). Al ballet “La Bella Durmiente”, lo llamaba “nuestro ballet”. Trabajando en “La Bella Durmiente”, encontró paz y equilibrio para su alma, de lo cual careció a menudo durante el período en el cual escribió “El Lago de los Cisnes”. 22 de Mayo de 1889, Frolovskoye, a H.P. Shpazhinskaya. “Ahora estoy terminando los bosquejos de los últimos actos del ballet. ¡(...) El trabajo será interminable! Ya he visto al director del teatro en San Petersburgo, el modelo del escenario y los diseños del vestuario. La producción no tendrá precedentes por su magnificencia”. 25 de Julio de 1889, Frolovskoye Estate, a Nadezhda von Meck. “Me parece a mí, mi estimada amiga, que la música para este ballet será uno de mis mejores trabajos. El tema es tan poético, tan perfecto para la música, que mientras la creaba, me dejé llevar y escribí con el calor y el deseo que siempre determina el valor de un trabajo. La instrumentación está… más difícil para mí que en el pasado y el trabajo está progresando mucho más lentamente, pero quizás eso es bueno. Muchos de mis trabajos anteriores son ejemplos de la rapidez y la escasa meditación”. 13 de Agosto de 1889, Frolovskoye, a Nadezhda von Meck. “Con especial cuidado y amor, trabajé en la instrumentación y encontré algunas combinaciones orquestales absolutamente nuevas, que espero serán muy hermosas e interesantes”. 28 de Febrero de 1890, Florencia, a Peter Jurgenson. Refiriéndose a la compilación para una suite de “La Bella Durmiente”. “No es necesario cambiar una nota. Puedes ver que el ballet es (también) una sinfonía (...) En todo caso, es difícil quedar satisfecho con una suite porque no es como si toda fuera asombrosamente buena – sino que el ballet en su totalidad tiene cierta dignidad”. A diferencia de “La Bella Durmiente”, el libreto para “el Cascanueces” señalaba muchas objeciones del compositor. En sus palabras, solamente el trabajo diligente “lo reconciliaba” con el tema. En todo caso, el descontento del compositor y un pesado sabor a “falla” se reflejan en esta carta a N.Nikolayev. 2 de Junio de 1891, a N. Nikolayev. “El procedimiento para crear música de ballet es el siguiente. Se selecciona un tema. El libreto lo decide la Administración del Teatro, según sean sus medios financieros. El coreógrafo entonces trabaja sobre un proyecto detallado de escenas y danzas, e indicando además, no sólo el ritmo y el carácter exacto de la música sino que también el número de compases. Solamente entonces el compositor puede comenzar a escribir la música… No, no es imposible que en el caso de que aceptan tu libreto puedan proponerme escribir la música para él. Sin embargo, encuentro que el tema de “La Tempestad” de William Shakespeare es demasiado grandioso y profundo para ballet. No puedo imaginar a Miranda y a Ferdinand haciendo battements, entrechats, etc.”. Tchaikovsky aceptó con entusiasmo la invitación del jefe de maquinistas y decoradores del teatro Bolshoi, Carl F Waltz del escenario de la ópera-ballet “Watanabe”. Verano de 1891, a Carl F. Waltz. Leí “Watanabe” con gran placer. Este tema es maravilloso y poético en el más alto grado y al mismo tiempo efectivo. Estoy listo para componer la música (...), pero bajo las siguientes condiciones… “Watanabe” será un ballet sobre el Reino de las Hadas, y no una ópera-ballet. No admito y no entiendo absolutamente lo vago e impiadoso del tipo de arte, llamado ópera-ballet. Elige uno: mis personajes cantarán o harán pantomima. Mezclar uno y otro es absolutamente inconcebible para mí. Como ópera, el tema de “Watanabe” es inadecuado para mí, puesto que permito elementos fantásticos en ópera, sólo y tan sólo que no disturben la acción del pueblo común y genuino, con sus pasiones y sensaciones humanas simples. Este plan nunca lo satisfizo. Sin embargo, las reflexiones de Tchaikovsky sobre el tema son muy interesantes. Al parecer, fue la primera vez que un compositor se permitió comentar abiertamente respecto a la idea del ballet que le interesaba, y formular claramente su preferencia y exigencias en relación a este arte. Por primera vez dio una explicación concreta del hecho que para él la música de ballet es música sinfónica. El punto de vista del compositor sobre el ballet tomó forma y sus pensamientos e ideas continuaron emergiendo, pero en el plazo de dos años su vida fue cortada bastante tiempo por expresarse completa y totalmente. Este artículo apareció por primera vez en el Sovietsky Ballet, Issue No. 6, 1990. Revista: