EL LUGAR DE ROSALÍA

INVITO A LOS QUE TENGAN INTERÉS POR LA DANZA, A QUE LEAN ALGUNOS TEMAS QUE ME HAN LLAMADO LA ATENCIÓN Y QUE ME GUSTARÍA QUE UDS. LOS COMPARTAN. lOS VIDEOS DE BALLETS LOS PUEDEN VER EN MI BLOG VIDEOS DE ROSALÍA. LA ENTRADA ES: www.videosderosalia.blogspot.com

08 noviembre, 2006

LA CREACIÓN DEL TUTÚ

Como ya se habrán dado cuenta, en este sitio pretendo mostrarle a las alumnas de danza principalmente, solo temas que tengan que ver con música y danza. Por eso, consideré interesante hacer traducir este artículo que apareció en la página de Balletto.net. Espero que les sea de alguba utilidad.
Eugéne Lami (1800-1890), alumno de los pintores Antón Gros y Horace Vernet, fue ilustrador, litógrafo, acuarelista y pintor de batallas, pero se le recuerda sobretodo, por la invención del tutú.
En sus memorias, Lami describe el carácter virginal que confirió a su heroína el vestido de Sylphide: la “cinta para el pelo fijó el sombrero alrededor de la cabeza o de la corona de rosas en la frente. El corsé mantenía el busto derecho, el vestido ajustado ponía en evidencias la línea. La cartulina reforzaba el extremo de la zapatilla de raso, de manera de facilitar la punta, finalmente, la pollera de tul puesta sobre otra pollera de tarlatán que se sostenía sola.”
La extraordinaria celebridad de Taglioni Maria en este papel, confirió rápidamente a este vestido el carácter de arquetipo, tornándolo en el emblema de la bailarina y tomando más tarde, durante el Segundo Imperio, el nombre de tutú.
Para la Ópera, Lami ya había diseñado el vestuario para el ballet La Tentation, que evocaba la fastuosidad de la monarquía de julio. Con La Sylphide determinó el canon de vestuario romántico.
André Levinson así comenta esta invención: “En su época, el coreógrafo Gardel había introducido en la Ópera, bajo el imperio, la reforma de David: la bailarina usaba la túnica griega la que la cubría, evidenciando las líneas del cuerpo. Lami crea en lugar del cobertor de muselina que sobresalía de la pollera con infinitos dobleces blancos. La forma de campana o mejor, de corola al revés, permitía a la bailarina realizar amplios movimientos, favoreciendo los saltos y la agilidad. Al mismo tiempo, esta nube de cándida gasa emanaba una poesía virginal. Ningún adorno debía llevar debajo de él, sólo un ramo que ocultara el escote entre los pechos. Una corona de flores colocada en el sombrero, un hilo triple de perlas al cuello, pulseras diversas, una cinta azul cielo completaba la angelical silueta alada”